lunes, 22 de febrero de 2010
Los hermanos del crimen
En el camino de las películas acerca de estafadores, truqueros, magos del dinero, nos hemos encontrado con grandes joyas del cine y la literatura. The Sting, Matchstick men, y muchas otras nos han dado guiones retorcidos con finales inesperados, buenas naraciones salidas de novelas cincuenteras, casi todas Noir, y adaptadas a un lenguaje contemporaneo.
Pero de todas ellas, la que ahora recuerdo, y en un tiempo futuro, recordaré con mayor aprecio, es la de Penélope y Los hermanos Bloom.
Malamente traducida como Estafa de Amor por nuestro amigo cubano(tema a tratarse después), Brothers Bloom nos cuenta la historia de dos hermanos estafadores que deciden -a petición del menor- dejar el negocio. Solo harán una última estafa -a petición del mayor-. La víctima es una joven y antisocial heredera de Nueva Jersey que nunca ha salido de su casa.
Solo 20 millones de dólares (si, no es poca la cantidad, pero es todavia considerada una cinta de bajo presupuesto en EUA) se necesitaron para hacer una cinta de calidad envidiable, una técnica impecable y una profundidad asombrosa, sin dudas, la película nos da más de lo que el poster y la sinopsis prometian.
Esto nos enseña que no es necesario tener grandes cantidades de dinero, es necesario tener el conocimiento total de una producción cinematográfica para lograr aprovechar cada uno de los dólares en justo lo que es necesario. Con poco se puede hacer mucho, no es válida la excusa de cineasta independiente que justifican la falta de calidad visual o auditiva por lo apretado de su presupuesto inicial. Este es el perfecto ejemplo de la calidad técnica que es lo único necesario para una gran película.
El productor Ram Bergman, también miembro de los equipos que hicieron Brick y Conversations with other women, se encarga de manejar perfectamente los recursos viajando por todo el mundo para filmar en locaciones como Montenegro, Rumania y San Petesburgo, lugares donde filmar es infinitamente más barato que en Estados Unidos.
El director Rian Johnson es un personaje muy extraño, es el ejemplo más concreto de un director de corte independiente. Un tipo que usa métodos de producción y distribución mucho más cercanos a nosotros los cineastas sin dinero. Desde su primera película, Brick, se dedica a promocionar sus cintas por medio de redes sociales, páginas de internet y por foros de discusión donde él es el moderador. No solo es un misterio el cómo sobrevive entre película y película, pues sus cintas no son las más taquilleras, pero solo hace una cada cierta cantidad de años, además es interesante los proyectos que realiza, cada uno alejado del anterior. En Brick nos dio una visión contemporanea, en salones de preparatoria, del cine negro de los años cincuentas; en Brothers nos cuenta una historia de estafadores, pero su nuevo proyecto parece tener tintes de ciencia ficción.
La manera de escribir de este personaje es lo que lo convierte en uno de los cineastas contemporaneos más importantes, un poco subestimado, sin embargo, genial en su cinematografía. Johson convierte narraciones antiguas en obras contemporaneas, con una nueva creación de personajes alejados del antiheroes rudo y fuerte, pero más del lado del sociopata brillante con un complejo de peterpan. En sus guiones nos presenta con elementos en cada página de guión que después cobrarán importancia, cada palabra escrita está en su lugar, cada diálogo es, no solo importante, además perfectamente escrito y ninguno de sobra. Johson realiza películas muy inteligentes -lo cual nos dará a entender por qué se tarda 3 o 4 años en hacer una película-.
En esta película, Johson nos presenta algo más. Debajo de la historia general, nos da un discurso acerca del arte, del cine y de la literatura. Nos presenta al director/escritor como un ser todopoderoso y caprichoso que no respeta los deseos de su protagonista, también nos da a su actor/personaje como un ser que nos sabe quien es ni que quiere en la vida, un personaje que se revela contra su autor para vivir su propia vida. En general nos da un discurso del arte muy intenso, nos plantea en qué momento el personaje toma vida propia y cuando el autor deja de ser el Dios que lo hace todo para ahora dar vida propia a un personaje.
Sin ganas de querer contar más acerca de la película, termino este escrito. Un amigo me comentó que lo maravilloso de esta obra es que empieza como cualquier película y después termina como solo esta podria haber terminado.
Mención especial para la música de Nathan Johnson, primo del director. Y también para su otro primo que hizo todo el arte dibujado en la película y de quien es el poster de arriba.
"No existe algo como una vida no escrita, solo existen las que están mal escritas"
J
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2 comentarios:
Hola, estoy esperando tus comentarios sobre la entrega de los premios Oscar.
MUSTACHE MAN IS BACK!!
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