miércoles, 30 de junio de 2010

Top 5 - Pixar


El top 5 ha regresado. Como nos enseñó Alta Fidelidad, todo es mejor si lo pones en un conteo.
Así que por los tiempos veraniegos de los estrenos de Pixar, me parece necesario contabilizar las películas que esta compañia nos ha dado.

5.- Buscando a Nemo
La primera de las películas de Pixar que nos muestra la complejidad de las historias disfrazadas para niños. Empezamos con un niño discapacitado con una "aleta especial", un padre neurótico y traumatizado por la muerte de su esposa, una coprotagonista solitaria y con perdida de memoria a corto plazo, unos tiburones adictos, una pecera con un traumatizado heroe de guerra con su respectiva cicatriz, una mujer con doble personalidad, un obsesivo de la limpieza.... y la lista sigue y sigue.

4.- UP
Mención especial a la historia del principio. Todo lo demás es sólo una extensión de ese corto. Gran música.

3.- Toy Story 3
Pondria a las tres películas pero eso seria injusto para los demás números, así que me quedaré con la que me conmovió el alma. Un gran final para la serie, una película que nos hace sentir viejos, nostálgicos y esperanzados. Además que regresando del cine, apuesto que todos fuimos a mirar nuestra vieja caja de juguetes por si ahí estaba nuestro celular.

2.- Ratatouille
Una película que demuestra el amplio conocimiento de los escritores de Pixar, con homenajes al viejo film noir, y a la nueva ola de cine frances. Es esta una pieza de alta cinematografía.
Anton Ego, el crítico, conmovido y llevado a su niñez por el platillo que prueba, define perfectamente la reacción del espectador.

1.- Wall-E
La obra más profunda del cine de Disney. Una película "verde" que nos da una lección de cine y del cine mudo de principios de siglo pasado. Además de darnos una hermosa y sutil historia de amor. Lo mejor de la vida.

Orson Welles y yo


No hay mucho de qué escribir de esta película. Es una buena pieza de época, con buenas actuaciones (mención especial para Zack Efron) y una linda historia y fotografía.

Esta película es como su personaje protagónico. Es dulce, lindo, ingenuo y tiene la capacidad de romantizar todo, especialmente al teatro y a Orson Welles. Esta película, nos muestra la vida de un joven aspirante a actor, que se une a la compañia teatral del Mercury, el teatro donde Orson Welles presentará su obra Julio Cesar. Todo esto antes del Ciudadano Kane y la historia del cine de la que será parte.

A pesar de contar con una muy buena interprertación de Christian McKay, el oscuro y ambivalente personaje que es Welles, está suavizado por el intento de mostrarlo como un orgulloso y prepotente genio del teatro. Es convertido en una caricatura que podría ser comparado con el personaje de Speedy Gonzalez que interpreta Gael Garcia en Babel, o el Sam Bigotes de Al Pacino en Perfume de Mujer. Pero el sólo hecho de ser Orson Welles, le da un poco más de profundidad que los otros dos no tienen.

Al final de cuentas, tenemos una buena película sin mucha profundidad, pero con un buen sentido de la estética y la recreación temporal. Es una buena obra que nos da un poco más de Zack Efron posthighschoolmusical y a un buen actor británico.

También nos recuerda la capacidad del director Richard Linklater de hacer todo tipo de cine. Desde las indies juveniles Slacker y Dazed and Confused, hasta las complejas historias de vida como A Scanner Darkly y Waking life, e inclusive las profundas y hermosas Before Sunrise y Before Sunset, sin olvidarnos de las digeribles como School of Rock.

Esta es una recomendable y encantadora película de domingo. Nada más y nada menos.

J

La técnica al servicio


La semana pasada, me topé con una tarde/noche con poco que hacer, y con una amplia selección de películas para ver. Primero, me imaginé que era el momento correcto y preciso para ver, por fin - sí, lo siento, no la había visto, sé que es peor que haber matado a un perro.-, Toy Story 2.

Lo único que puedo decir es que es una película hecha por juguetes. No para los niños ni para los juguetes, pero por juguetes. Es una película con un guión debil y con pocos e infantiles chistoretes. Perdemos un poco la profunidad que la anterior entrega nos había dado. Sin embargo, es una película disfrutable en su totalidad. Mención especial a la canción de la pequeña vaquerita, que aún al más prejuicioso y exeptico de los espectadores, hará llorar.

Después de ponerme al corriente con la "joya" que me había perdido, y justo un día antes del estreno de la nueva Toy Story 3, decidí que me quedaría con la parafernalia visual y vería la adaptación dirigida por Frank Miller, de la novela gráfica, The Spirit.

Gran sorpresa me llevé cuando a los 7 minutos, esta película se rompió el record de Batalla en el cielo de 16 minutos y ,practicamente me obligó a ejectearla de mi reproductor de DVD. Esta, se convirtió en una de las pocas películas que me han exhortado a quitarla antes de su fin. Y nótese que soy una persona que vio en la misma tanda, y por completo, las películas de Crepúsculo, Dragon Ball, La leyenda de Chun Li y Los fantasmas de mis ex-novias, sin ningún problema.

Después de tan mala película, llena de frases idiotas, cliches baratos, un Samuel L. Jackson en lo peor que puede dar, una historia imbecil y al papá de Kevin Arnold (Dan Lauria), me dispuse a quitarme el mal sabor de boca y ver por fin, Fantastic Mr. Fox.

Y fue ahí, que los mejores momentos de mi semana fílmica se revelaron ante mi. Fantastic... es una de las mejores películas del año, y muy probablemente, una de las mejores películas del siglo XXI. Dirigida por Wes Anderson (Rushmore, The Royal Tenembaums, The Darjeeling Limited), esta película realizada en animación stop motion, nos cuenta la historia del señor Fox, un hombre de familia que después de prometer dejar de robar gallinas para comer, vuelve a las andadas haciendo un último golpe que pone en peligro a toda su familia y comunidad.

La película si bien está disfrazada como una película infantil, es una más de Anderson, con los mismos sellos que caracterizan a su cine. Con una familia disfuncional como protagonista, una relación padre e hijo que podría poner celosa a la de Norman Bates y su madre, el uso de colores fuertes y contrastantes, diálogos mordaces, ácidos y muy precisos, y un personaje foraneo que complica todas las rutinas cotidianas.

El mismo Anderson confiesa que la vestimenta del señor Fox, es exactamente igual a la que él guarda en su closet. Haciendo evidente con esto, la cercana relación de la historia, personajes y situaciones, con su autor.

Aunque Anderson se guarda los largos travellings y planos secuencias, además de la selección musical común con Elliot Smith de sus películas anteriores, nos brinda una maravillosa banda sonora guiada por The Rolling Stones y su Street fighting man.

Pero el sentido de esta entrada, no es otra más que hacer notar que estas películas tienen sólo una gran diferencia. Las tres utilizan de forma original, diferente y creativa, el medio del cine que tanto nos ha dado a través del tiempo, pero que poco se ha modificado. La técnica cinematográfica, visual y auditiva, es grandiosa en las tres. La diferencia aquí, es lo que está detrás de eso, un buen guión y una voz autoral.

Mientras Toy Story 2 y The Spirit, pecan de carecer de un buen guión, una historia original y sólidos personajes y situaciones, Fantastic... es precisa en todo eso. Es fina, es elegante y es original.

Si el cine ha avanzado tanto, si el cine se ha estancado, es preciso volver a las raices, y este es el camino que los mayores exponentes del llamado cine del siglo XXI están logrando. Personas como Christopher Nolan, Paul Thomas Anderson, Darren Aronofsky y el mismo Wes Anderson, están anteponiendo una historia, un discruso a la técnica visual. Escriben una historia, le dan voz, vida y corazón, y después de eso, la imaginan y deciden cuál será el método más adecuado para llevarla a cabo. Ponen la técnica al servicio de la historia.

Ninguno de los anteriores puede ser atacado por hacer sus películas parecidas a las anteriores, pues aunque mantienen su sello particular, son diferentes en su manufactura y creación. Más adelante se tratará lo que hace maravilloso al cine de estos autores.

Me despido con la amplia recomendación de Fantastic Mr. Fox. Pocas cosas en la vida serán iguales después de verla.

martes, 15 de junio de 2010

Ni zombis ni Einstein


Escribo esto después de una semana del incio de la copa del mundo de futbol. Tardé tanto tiempo en escribir esta carta pues siento que la apología que a continuación se relatará, debía escribirse con la cabeza clara y sin rencores contra las personas hacía quien va dirigida. Pues esta apología no es para el futbol, es para nosotros, las personas que disfrutamos mucho del mismo.

A una semana del inicio del máximo espectáculo futbolero del mundo, me he topado con muchos comentarios a favor, en contra o indiferentes hacía el deporte y la justa que, durante todo el mes de Junio y un poco del de Julio, invadirá nuestras vidas, conversaciones y pensamientos.

A los comentarios positivos no puedo hacer nada más que apoyarlos; a los indiferentes no tengo nada más que mencionarlos. Pero los otros, los comentarios que atacan al deporte y en su mayoria, atacan a todos los individuos que lo disfrutamos. A ellos les digo: "Nada en el mundo, ni el futbol, nos hace más o menos inteligentes".

Inicio esta carta con una confesión: ME GUSTA EL FUTBOL. Como yo, hacemos muchos, muchos, muchos que nos divertimos con un tunel, muchos que gritamos !gol! como si nos fuera la vida en ello, y muchos que lloramos cuando el equipo que representa a nuestro país, es eliminado. Yo no lo veo, pero creo que no hay razón para ser considerados idiotas.

Se nos llama de muchas maneras, se nos dice zombis, se nos dice borregos, se nos dice fanáticos, se nos dice idiotas, se nos dice "del montón" y, con una sensación de superioridad, se nos dice que nuestro fanatismo nos aleja del mundo.

Pues respondo:

No somos zombis, sólo disfrutamos de dos horas al día de un deporte que nos agrada, a nadie se le ha acusado de eso por leer un libro en las noches sin querer ser interrumpido.

No somos borregos, claro que seguimos el deporte más popular en el mundo, pero es popular porque es disfrutable y claro, en su simpleza está la poesia.

No somos fanáticos, los fanáticos son los que llegan a las últimas consecuencias por algo sobre lo que están obsesionados, el futbol es popular y claro que hay muchas personas que hacen locuras en el nombre del mismo, pero recuerdo que las manos de los religiosos tienen más sangre que las nuestras, las manos de los melómanos también, las manos de los polítcos, ni se diga.

El deporte no nos aleja del mundo, nos acerca más a él. No creo que haya alguna persona que se olvide de los barrios bajos de Sudáfrica, no creo que haya alguien que piense que ahora ese es un país de primer mundo gracias al mundial. Dudo que alguien se olvide que en Medio Oriente, Palestinos matan Israelitas cada hora. No se nos olvida que la gasolina sube más y más. No se nos olvida que el mundo se calienta cada vez más por la contaminación. No se nos olvida que el petroleo se va a terminar ni que el peso está inseguro. No olvidamos que Diego Luna estrenó una película en Cannes ni que Magritte expone en Bellas Artes. No se nos olvida que un ser humano muere cada dos segundos en alguna parte del mundo.

No voy a negar que existen personas que prefieren no hacer caso a estas cuestiones, o personas que no están enteradas de las mismas, pero lo que si creo, es que el futbol, como el cine, como los conciertos, como las fiestas, como todas esas formas de diversión, son las que las personas usan para evadirse, y eso es culpa del ser humano particular, más que de un deporte.

Las mejores y más brillantes mentes que conozco son aficionados al deporte. Los mejores fotógrafos que conozco, los matemtáticos, los escritores, poetas, ambientalistas, ingenieros, pintores y demás, guardan una porción de sus fines de semana a su afición por sus Pumas, América, Chivas, Atlas, Atlante y, aunque no lo crean, a los Tecos.

No quiero que me crean ni tomen mi palabra por buena, puedo estar mintiéndoles, puede ser que todos mis amigos sean amantes del tennis, o que ni siquiera tenga amigos, entonces les daré otros ejemplos.

Viggo Mortensen, este maravilloso actor que personificó a Aragorn en la trilogía del Señor de los Anillos, y después dedicó muchas de sus horas para trabajar en dos grande películas con David Cronenberg, maestro de la cinematografía contemporanea, nació en la Argentina y es fiel seguidor del San Lorenzo de Almagro.

Germán Dehesa, gran intelectual, escritor y catedrático del país, participia en el programa de "los capitanes" que se transmite por ESPN, sin esconder su amor por los Pumas, se sienta al lado de José Ramón Fernandez para hablar de las actualidades del deporte.

Rodolfo Paez, mejor conocido como Fito, es fiel seguidor del Rosario Central, así como Andrés Calamaro del Independiente. Siguiendo con el tema de varios de los músicos más importantes de nuestros años: Ozzie Osborne y su familia son seguidores del Birmingham, los hermanos Gallagher de Oasis son hinchas del Manchester City.
El nombre que más ha sonado en este útimo mes, el de Gustavo Cerati, es el nombre de un amante del deporte también.
El cantautor español, cuya importancia en el mundo de la lírica y la música es tanta que lo ha llevado a escribir una versión de la marcha real española, Joaquín Sabina, es miembro de honor del Atlético de Madrid, equipo al cual también le compuso el himno del bicentenario. En su canción "Mi primo el nano", escrita para y en honor a Joan Manuel Serrat, hay un verso que dice:

"Mi primo el nano
cuando gana el barça cree que hay Dios
y es azulgrana"

Evidentemente refiriéndose al amor de Serrat por los culés.

En el mundo de la literatura tenemos grandes exponentes: Juan Villoro escribió un libro titulado Dios es Redondo; Antonio Marimón escribió Último tango en Buenos Aires, Diego; Juan José Reyes e Ignacio Trejo Fuentes, compilaron crónicas y notas del futbol en su libro Hambre de gol; todo esto sin mencionar a un exfutbolista, Jorge Valdano, que en sus cuentos e historias sobre el deporte, sugiere una mística y poesia que el mismo espectáculo tiene.

Emir Kusturica, ganador de la palma de oro y amado por los cinéfilos de banqueta, muestra en sus obras instantes de futbol, e inclusive hizo un documental para Maradona.

Si el mundo está globalizado y todo lo que sucede es mediatizable, no es culpa del deporte, es el mismo mundo en el que todos vivimos, y que todos permitimos.

No quiero pensar que esta muestra de argumentos, famosos intelectuales y probados artistas sean suficientes para aminorar los rápidos juicios que lo neointelectuales hagan hacía nosotros.

Pero sólo espero que el jucio sea más lento, espero que en el momento que quieran insultar a un futbolero, piensen que el mundo, efectivamente, no es blanco y negro. Y quiero que piensen que los juicios veloces son la principal arma de la ignorancia, y esta, llevada al extremo, termina en peleas, disputas, guerras y muertes.

Nunca nadie ha sido tan atacado por querer ir a la premier de Avatar, o por comprar con muchos dólares, una edición vieja de un clásico literario. Entonces, porf avor, si no les agrada el deporte, recuerden que en sus gestos de superioridad no están enseñándole una lección al mundo, ni son mejores que los demás, están insultando a seres humanos. Muchos de los cuales dicen querer, y muchos por lo que su pelea contra el sistema quiere salvar.

Esto es un espectáculo, sólo hay que disfrutarlo.

J
 
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